Vaya cosas. Empezamos la segunda quincena de junio con la muerte del premio Nobel José Saramago, el 16, y a los pocos días fallece otra pluma de gran renombre, Carlos Monsiváis, ese cronista de la vida nacional, prolífico escritor y gran amigo de los medios muere el 21 de junio, dejando tras de sí una gran producción literaria y toda una familia de felinos.
13 gatos deja huérfanos el Monsi, 13 gatos que al momento se vuelven noticia al correr el rumor de que la sirvienta dijo que iban a envenenarlos. Inmediatamente las buenas conciencias se ofrecen acomedidamente a rescatarlos, pues "sería un honor el tener uno de los gatos del Maestro". Cientos de ofrecimientos para hacese cargo de "Coopelas o Maullas", "Caso Omiso", Catástrofe", "Catzinger" y "Peligro", entre otros. ¿Pero saben los acomedidos admiradores de la fundación Gatos Olvidados a la cual pertenecía el afamado escritor desde sus inicios? ¿Porqué no hacer honor al gran amor que él sentía por los felinos y adoptar uno de estos agraciados cuadrúpedos? ¿Acaso no valen lo mismo y merecen el mismo cariño? ¿O sólo son valiosos los que tienen el pedigree Monsiváis? ¡Pena de caridad!