sábado, octubre 25, 2008

Si es que no leemos, ni ganas que nos dan.

Francissco escribe en su blog acerca de un autor francés, y lo pesado que en ocasiones se hace su tipo de literatura ya que, como menciona en la entrada, se puede ver crecer la hierba. ¿Es algo inherente a la idiosincrasia francesa? No lo sé, pero justamente en el curro tuvimos que revisar unas pelis de animación francesas basadas en clásicos de la literatura universal, y no hubo dios que las hiciera amenas. Mi adorado Salgari salió convertido en un pesado cuya obra no tiene transiciones ni escenas de acción, sino diálogos farragosos y aburridos que no explican nada y no llevan a ninguna parte. Las peleas entre los piratas malayos de Sandokan y los soldados ingleses resultan tan emocionantes como un debate Obama-McCain a las 3 de la mañana. Y no dejaba de preguntarme mientras veía ese bodrio en cómo convencería yo a mis sobrinos de que Salgari era emocionante si usase ese video de ejemplo.

Obviamente, mi adorado y yo empezamos a hablar de las causas del poco gusto actual por la lectura, y no podemos echarle la culpa sólo a la TV, puesto que a nosotros también nos tocó pasar horas delante de la caja idiota devorando cuanta porquería nos ponían. Sin embargo, recuerdo que pasaban pelis sobre clásicos como La vuelta al mundo en 80 días, Viaje al centro de la tierra, Gulliver, El fantasma de la ópera, y ninguno era tan aburrido. ¿Que no había videojuegos en esos tiempos? ¡Por supuesto que los había! Tal vez no tan sofisticados como los actuales, pero también pasábamos horas pegados a ellos. Claro que también nos compraban infinidad de “cuentitos”, o lo que es lo mismo, Tebeos. Super Ratón, Mickey Mouse y e Pato Donald, La pequeña Lulú, Supermán, Archie e infinidad más de historietas que nos hacían las delicias como peques. Claro que no había PC’s, ni una TV en cada habitación y la de la sala había que compartirla con toda la familia, lo que implicaba largas horas de culebrones que encantaban a las abuelas, así que mientras tanto se salía a jugar, a correr, a leer o pelearse con hermanos y amigos, cuando no era hora de hacer los deberes de la escuela.

¿Entonces? ¿Qué es lo que ha cambiado tanto? Quizás no es que las cosas hallan cambiado tanto, puesto que la mayoría de la gente de nuestra generación tampoco gusta de la lectura, por no decir que son inapaces de hacer un resumen o sinopsis de una historia, y esos mismos son ahora padres, cuando no abuelos, que han transmitido su óptica de la vida a las generaciones subsiguientes, quienes encuentran en la cultura audiovisual algo que la lectura no les ofrece, y su a eso le agregamos ese discurso farragoso que pretende hacer de La Cultura algo lejano y poco amigable, no es de extrañar que los chicos se acerquen aún menos a la literatura. Vamos, que si me hubiese tenido que tragar Moby Dick a los 12 años como pretendía mi profe, odiaría terriblemente los libros. Por suerte, ya había visto y leído varias versiones accesibles para niños, de lo contrario seguro que hoy sería una fanática de Gran Hermano.

5 comentarios:

francissco dijo...

A veces dan ganas de ser apocalíptico, ejem, en el sentido que le da Umberto Eco, y culpar a medios como Internet, vete a saber.

Aquí, por cierto, hay un enlace donde se apunta que la lectura internautica podría volver perezosa a la gente a la hora de leer :
(si te apetece y tienes paciencia, claro)

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Internet/cambia/forma/leer/pensar/elpepisoc/20081010elpepisoc_1/Tes

Uuf , que largo. Bueno, imagino que tiene que nacerte la aficción, sigue habiendo gente que lee mucho, pero es curioso como a veces ya echas de menos, en los libros de papel, cosas como Buscar, pej, para alusiones que no recuerdas; que haya un link debajo de los nombres de los personajes, por si te olvidas de uno, etc

Además de el factor tiempo, que mientras estás aquí no lees, je, je,

El libro clásico, encima, exige una mayor concentración y ahora estamos habituados a la multitarea con múltiples reclamos.

Vamos, la decadencia de Occidente, ejem.

Un saludín bibliófilo.

Pily dijo...

Recuerdo que desde antes de aprender a leer ya agarraba los libros de mis papás.

Recuerdo uno muuuuuuy gráfico que tenía mi mamá que explicaba el desarrollo de un bebé desde su concepción hasta el nacimiento. De ahi mi trauma de ser madre, por eso de los dolores. Y es que ver a los 4 o 5 años como vienen al mundo los críos, si me impactó¡¡ O_o

Y mi padre coleccionaba libros de Quino y Rius. :P

Además de todo lo que has nombrado, de que antes no había interné, ni tantos videojuegos, tampoco había tanta inseguridad así que con toda tranquilidad yo podía salir a jugar con mi vecina a los jardines de la unidad habitacional donde vivíamos.


Un abrazo enorme¡ :D

Anónimo dijo...

Una historieta de disney me contagio el bicho de la lectura yo estaria en kindergarden cuando le dije a mi mama "quiero aprender a leer para saber que dicen los monitos" despeus mi tia con su coleccion de clasicos y mis papas con sus selecciones, y sus libros del oeste y cuando tuve edad para irme a la bibliloteca publica yo solo mi mundo se expandio.
Ahora leo principalmente autores gringos, ya que Eco, Arreola y Allende me enfadan, no puedo leer de amor y de sombra por mas que cargo el libro para todas partes y leer Baudolino fue un esfuerzo, pero el nombre de la rosa me facino, tengo un buen queriendo terminar los miserables y nada que no llevo ni la mitad, en fin ya me voy a leer S.M. stirling que Marshals WWI ya me enfado de momento.

pelado1961 dijo...

Me permito agregar, como posible causa de la falta de lectores, una cosa más:

Creo que hoy en día se hace una verdadera apología de la falta de cultura, modales, vocabulario, educación, etc.
La mayoría de los "famosos" de estos tiempos (que terminan siendo referentes culturales) no parece que hubieran pasado por la escuela.
Y los jóvenes quieren verse reflejados en ellos, quieren seguir el modelo que se les ofrece.

O sea: es una lucha desigual.

Saludos!!!

Karina Llergo dijo...

Tragarse Moby Dick!
Eso si que es grande. Habría que tener mucha hambre desde luego. Sobre todo que a los 12 tenía yo un estómago mucho más reducido...
A mi lo que se ma habría quitado es las ganas de comer ballenas, pero en fin.
Que tienes razón. Que la poca cultura literaria viene de generaciones atrás y sobre todo en México.
Recuerdo que cuando salía de vacaciones, siempre con un libro en la mano, llegaba a sitios donde veía un monton de mexicanos con la grabadora en la mano y haciendo todo el ruido posible y extrangeros leyendo placidamente.
Claro que ahora me doy cuenta de que no somos los mexicanos los únicos que leemos poco, y eso es una pena.