martes, septiembre 19, 2006

Hoy, hace 21 años

19 de Septiembre, fecha tristemente célebre en este país, día de recuerdos fúnebres. Hoy, hace 21 años, fue el sismo que terminó con una buena parte de la ciudad de México. Los diarios de todo el mundo dieron cuenta de la tragedia, algunos con apocalípticas frases que daban cuenta de la desaparición de la urbe. Pero bien dice el dicho, hierba mala nunca muere. A 21 años de la tragedia la ciudad sigue vivita y coleando, remozada, con algunas cicatrices mas que visibles, y otras discretamente olvidadas. Con todo y sus arterias taponadas por manifestaciones, plantones y embotellamientos diarios; con sus pulmones cada vez más raquíticos que dificilmente pueden combatir la contaminación diaria; con sus cientos de puestos ambulantes que, cual varicela, van infestando su faz, lo mismo que los grafittis que la violentan. Con sus colonias inundadas que nos recuerdan que vivimos sobre terreno lacustre y que, tarde o temprano, el agua cubrirá de nuevo esta extraña metrópoli asentada donde jamás debería haberse construído. Con todos sus males, sigue siendo una ciudad hermosa, llena de vida, que se reusa a desaparecer, a darse por vencida. Después de todo, tan sólo cuenta con unos escasos siglos en su haber.

Hoy hace 21 largos años. Aún no se recuperan zonas que alguna vez fueron el orgullo de la ciudad, otras han adquirido nueva vida, nuevos contextos y significados. El impulso a la construcción ha hecho que surjan como setas los edificios y unidades habitacionales que suplen aquellas añejas construcciones dañadas por el violento sismo. De nuevo se pueblan las colonias una vez abandonadas donde tan sólo el comercio se mantenía, y donde centenares de pisos abandonados se transformaban en bodegas, en el mejor de los casos. Ya no existen los salones de baile de los años 50's, ni tantas cafeterías que vieron desfilar la vida intelectual de la ciudad. La Zona Rosa se ha transformado en poco más que una Zona Roja de diferentes matices, con una vida comercial medianamente floreciente durante el día y una cara de meretriz durante la noche. Y aún así, la vida de esta ciudad que no duerme sigue, con avenidas remozadas, una inversión para recuperar en muchos aspectos el Centro Histórico, el corazón de la ciudad, y una población que no se marcha, por mucho que tengamos sobre nuestras cabezas la espada de Damocles. Así es la vida en esta mi ciudad.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Así vivimos todos un poco. A salto de mata.

Extrañados de estar vivos la mayor parte del tiempo.

Y fíjate, me alegro por Mexico. Nunca la he visitado, pero los amigos míos que sí han ido dicen que es una ciudad única. Asfixiante, pero única.

:D

mithras dijo...

Gente luchadora que adora su hogar y que lo vuelve a contruir desde la ceniza como el ave fénix.
Un beso

Errantus dijo...

De hecho, no he conocido una ciudad más sicótica que Ciudad de México. Como dice la canción de Corazón de Neón: ...al que llega le da un caramelo con el veneno de la ansiedad. Pero de verdad me gusta esta ciudad de locos.

Espero que algún día vengas, MJ.

Muy lindo tu comentario Mithras.

Samuel dijo...

Hace 21 años siendo un pequeñito me caí de la cama con este sismo, pero me marco, y respecto a lo hermoso de la ciudad, es verdad es hermosa.


Chido

vitalis dijo...

La ciudad donde vivo ha crecido
de espaldas al cielo.
La ciudad donde vivo es el mapa
de la soledad.
Al que llega le da un caramelo
con el veneno de la ansiedad.
La ciudad donde vivo es mi cárcel
y mi libertad.

La ciudad donde vivo
Es un ogro con dientes de oro
Un amante de lujo
que siempre quise seducir
La ciudad junta al Dios y al Diablo
Al funcionario y al travestí
La ciudad donde vivo
es un niño limpiando un fusil.

Corazón, corazón, corazón,
corazón de cemento.
Corazón, corazón, corazón,
corazón de neón.
Corazón, corazón, corazón,
enfermo de polución.
Corazón, corazón, corazón,
corazón de neón.

La ciudad donde vivo es un monstruo
con siete cabezas
es un pájaro herido
envuelto en papel celofán.
Un inmenso barril de cerveza
que de repente puede estallar
La ciudad donde vivo
es un templo del bien y del mal.

vitalis dijo...

JAJAJAJA, ya desde antes pensé en la misma canción
dudé en ponerla, pero me gusta la idea

hace un rato que no pensábamos lo mismo al mismo tiempo...

Anónimo dijo...

Ese día estaba en Ciudad de Mexico un amigo, que sobrevivio al desastre, pero no a una enfermedad fulminante que termino con él en 78 horas (si, 78) pocos años mas tarde....