 Este finde fui arrastrada al cine para ver, muy a regañadientes, la peli 6 de la saga de Rocky: Rocky Balboa. No, no iba nada dispuesta, pero una promesa es una promesa y hay que cumplir. Para sorpresa mía, debo decir que la peli me gustó bastante, tal vez porque no se centraba en un intercambio de puñetazos y una lucha por un campeonato, sino en el valor de aguantar uno tras otro los puñetazos que nos va encajando la vida. En esta peli encontramos a un Rocky Balboa envejecido, con más de medio siglo encima, viudo y con un hijo que no desea saber nada de su padre. Aún así, el exboxeador sigue adelante, extrañando a Adrian, su amada esposa, y haciendo un tour de forxe por los escenarios de aquella primera película que mostraba a un hombreton torpe tratando de conquistar a una mujercita tímida en una tienda de mascotas. La vida ha cambiado en el barrio, las cosas no son lo que solían ser, y muchos de los buenos recuerdos son sólo eso, sin un lugar físico donde concretarse.
Este finde fui arrastrada al cine para ver, muy a regañadientes, la peli 6 de la saga de Rocky: Rocky Balboa. No, no iba nada dispuesta, pero una promesa es una promesa y hay que cumplir. Para sorpresa mía, debo decir que la peli me gustó bastante, tal vez porque no se centraba en un intercambio de puñetazos y una lucha por un campeonato, sino en el valor de aguantar uno tras otro los puñetazos que nos va encajando la vida. En esta peli encontramos a un Rocky Balboa envejecido, con más de medio siglo encima, viudo y con un hijo que no desea saber nada de su padre. Aún así, el exboxeador sigue adelante, extrañando a Adrian, su amada esposa, y haciendo un tour de forxe por los escenarios de aquella primera película que mostraba a un hombreton torpe tratando de conquistar a una mujercita tímida en una tienda de mascotas. La vida ha cambiado en el barrio, las cosas no son lo que solían ser, y muchos de los buenos recuerdos son sólo eso, sin un lugar físico donde concretarse.Vemos el día a día de un hombre que se rehusa a perder la ilusión y la buena fe, haciendo la compra de los víveres de su restaurante, atendiendo clientes, salvando cachorrillos feos de la perrera y de las calles. En fin, un hombre en el atardecer de su vida, tratando de salvarse a través de tender la mano a otros sin esperar gran cosa a cambio.
Por otro lado, vemos a un joven negro, el actual campeón: "La Raya" Dixon. Con un record perfecto, el nuevo campeón de los pesos pesados no tiene competencia, y la multitud está harta de verle ganar tan fácil, al punto que lo detestan. Un joven en la cima de su carrera tratando de ganarse el respeto de los demás y sin rivales que le puedan presentar un verdadero reto. Un programa de TV que presenta un hipotético encuentro entre Dixon y Rocky, si este estuviera en su mejor momento, es el disparador del futuro encuentro entre ambos boxeadores. Balboa decide que quiere volver a pelear, a sentirse vivo, haciendo lo que mejor sabe hacer y lo resume en una frase: Los guerreros pelean.
De ahí en adelante podríamos pensar que se trata de la típica trama de su entrenamiento y enfrentamiento final. Y si, en
 parte es eso, pero no lo más importante. A partir de la noticia de su futuro enfrentamiento con Dixon, Rocky recibe la visita de su hijo, un niñato que no sabe lidiar con la fama del padre y a quien culpa de todas sus desventuras por jamas dejarle brillar con luz propia. Y es que, al igual que Rocky, sus fanáticos han envejecido, han descubierto que las verdaderas batallas son las del día a día, el trabajo, la familia, la hipoteca... Y es justo en este aspecto que se efoca realmente la película. Rocky lo sintetiza perfectamente en esta frase que suelta en un momento crucial de la cinta: La visa es dura y despiadada, y te golpea una y otra vez esperando que te vengas abajo. Lo importante no es cuán duro te golpee, sino que puedas levantarte a pedir más.
parte es eso, pero no lo más importante. A partir de la noticia de su futuro enfrentamiento con Dixon, Rocky recibe la visita de su hijo, un niñato que no sabe lidiar con la fama del padre y a quien culpa de todas sus desventuras por jamas dejarle brillar con luz propia. Y es que, al igual que Rocky, sus fanáticos han envejecido, han descubierto que las verdaderas batallas son las del día a día, el trabajo, la familia, la hipoteca... Y es justo en este aspecto que se efoca realmente la película. Rocky lo sintetiza perfectamente en esta frase que suelta en un momento crucial de la cinta: La visa es dura y despiadada, y te golpea una y otra vez esperando que te vengas abajo. Lo importante no es cuán duro te golpee, sino que puedas levantarte a pedir más.Y si, hay una pelea pactada, de 10 rounds, donde Rocky ha de resistir la agilidad y destreza de un chico 30 años mas joven que él, por lo cual su entrenamiento se concentra en hacer de cada golpe que logre conectar una bomba. Así vemos una parodia/homenaje de los momentos célebres de su primera cinta, con carrera por escaleras y golpes a una res en la empacadora de carnes. En la pelea, vemos momentos congelados cual se de Sin City se tratase, close-up en blanco y negro con el manchón escarlata que acentúa el dramatismo de la escena mientras un público enardecido corea sin para el nombre de su heroe: Rocky.
En conclusión, que me ha gustado mucho, principalmente porque no se trata deun film donde uno va a ver patirse la cara a dos tipos duros como tema central de la peli, sino que sólo ha sido el epílogo de una larga carrera, pero centrándose en el lado humano. Después de todo, como dice el protagonista: Ya no tengo que demostrarle nada a nadie.
 
 La lucha libre, referente obligado dentro de la imaginería popular que define a México, junto con los mariachis, las calaveras y el tequila. ¿Quién no ha oído hablar de "El Santo"? ¿Y de las surrealistas películas de monstruos y luchadores?
La lucha libre, referente obligado dentro de la imaginería popular que define a México, junto con los mariachis, las calaveras y el tequila. ¿Quién no ha oído hablar de "El Santo"? ¿Y de las surrealistas películas de monstruos y luchadores? coso, con un cuadrilátero que ocupa el centro del lugar y dondde todas las miradas han de centrarse. Del ring sale una pasarela, que lleva a un podio con pantallas gigantes y escalinatas, del cual descienden los luchadores mientras tras ellos se proyecta su propaganda, al ritmo de una canción apropiada, que es la que identifica la entrada de determinado personaje, cual si de una opereta se tratase.
coso, con un cuadrilátero que ocupa el centro del lugar y dondde todas las miradas han de centrarse. Del ring sale una pasarela, que lleva a un podio con pantallas gigantes y escalinatas, del cual descienden los luchadores mientras tras ellos se proyecta su propaganda, al ritmo de una canción apropiada, que es la que identifica la entrada de determinado personaje, cual si de una opereta se tratase. adolescentes, se vuelven uno. Las porras de uno y otro bando cobran protagonismo, y forman parte importante del juego, un juego donde uno suspende la incredulidad y se cree que todos los golpes son reales, que todo ese sufrimiento realmente ocurre y que los luchadores suben al altar de sacrificio por nosotros, los espectadores, para recrear una vez más la lucha del bien contra el mal y mantener el equilibrio cósmico, por lo menos hasta la siguiente semana. Y ya no se vierte sangre en las pirámides para satisfacer al dios sol, ya no se hacen guerras floridas, pero se siguen usando máscaras y disfraces, disfraces que son más que una prenda, representan al guerrero, que fusiona y adopta la personalidad que le ha sido asignada, al punto de salir a la calle con máscara, que es su verdadera identidad, pues el hombre de carne y hueso queda sólo para su círculo más íntimo, su familia.
adolescentes, se vuelven uno. Las porras de uno y otro bando cobran protagonismo, y forman parte importante del juego, un juego donde uno suspende la incredulidad y se cree que todos los golpes son reales, que todo ese sufrimiento realmente ocurre y que los luchadores suben al altar de sacrificio por nosotros, los espectadores, para recrear una vez más la lucha del bien contra el mal y mantener el equilibrio cósmico, por lo menos hasta la siguiente semana. Y ya no se vierte sangre en las pirámides para satisfacer al dios sol, ya no se hacen guerras floridas, pero se siguen usando máscaras y disfraces, disfraces que son más que una prenda, representan al guerrero, que fusiona y adopta la personalidad que le ha sido asignada, al punto de salir a la calle con máscara, que es su verdadera identidad, pues el hombre de carne y hueso queda sólo para su círculo más íntimo, su familia.


