El dificil arte de crearse una vida nueva

Pues nada, que mi vida sigue patas arriba aunque al menos ya tengo piso dónde aposentarme, ahora corresponde empezar la ardua tarea de armarme un nuevo hogar. Mi nuevo nido es bastante amplio, con ventanales que dejan entrar a raudales la luz y un confortable balcón para salir a tomar el café a la luz de la luna. Lo malo es que todo piso usado tiene las huellas de identidad de sus anteriores propietarios, y el eliminarlas puede llegar a ser complicado y en ocasiones oneroso. Justo en ese paso me encuentro en estos días por lo cual me conecto poco, ya que aún no tengo internet en casa y no está la cosa para gastar en cybercafés, que mejores formas de usar la plata existen. Y el proyecto me ilusiona y desgasta a partes iguales, pues al llegar la noche de un día pleno de actividad veo que casi no he avanzado, y cual Sísifo moderno me pongo a contemplar la piedra que me tocará volver a empujar hacia la cima antes de verla caer de nuevo, o no. En fin, que en realidad este post es una disculpa por las pocas actualizaciones, pues no es que desee desaparecer, es que en estos momentos me estoy construyendo una vida nueva y de esas no venden prearmadas en ikea.