A últimas fechas me encuentro con que mis lecturas han topado con demasiadas voces delirantes, con historias compuestas de frases inconexas, de pensamientos que se acercan y alejan dejando caer pedazos inconexos de narración y que sólo al final hacen un todo que le aporta sentido a los fragmentos. Diferentes autores, temáticas distintas, estilos distantes, pero una forma de escribir similar en cuanto a estructuración de la narrativa.
Algo de encantador tiene el delirio, he de reconocerlo, aunque puede resultar hastiante al no tener un hilo conductor visible. Hay que hacer a un lado los prejuicios de la razón que ordenan una narrativa lineal, una estructura facilmente discernible. Sólo cuando se comienza a disfrutar la lectura por la lectura en sí, el paisaje que se nos ofrece sin preocuparnos por el destino, es que captamos los detalles, pequeñas pinceladas que poco a poco nos pintan un todo complejo, cual pintura impresionista. Y es que puede ser exasperante el no saber hacia donde va el relato, la novela, el cuento, pero ¿acaso no pasa lo mismo con la vida? ¿no es la vida un eterno presente donde poco a poco vamos viendo develarse una parte de la trama y sólo mirando hacia atrás descubrimos la historia que se ha ido construyendo?
Pues bien, si alguien gusta de sumergirse en una serie de memorias inconexas, de pequeños retales de historias que van trazando lentamente el total de acontecimientos hermosos o terribles, puede que encuentre aquí unas cuantas sugerencias:
Delirio, Laura Restrepo.
A veces una portada es la razón para comprar un libro, y llevaba años fascinada por la foto de color turquesa con peces naranjas posados en todas partes. ¿La historia? Un hombre regresa de un viaje de 4 días para encontrar a su mujer en una habitación de hotel y sumergida en la locura. A partir de ahí, la trama nos muestra retazos de realidad, de sueños y de recuerdos entretejiéndose sin orden alguno mientras el coprrotagonista trata de averiguar qué le pasó en esos pocos días a su amada, quien es en realidad la protagonista de esta enredadísima novela que nos da una mirada al mundo de la alta burguesía colombiana, al costumbrismo, los paisajes, el narcotráfico, etc. Un libro interesante que me dejó rumiando escenas por varios días.
Huída, John Coyne.
Publicado dentro del libro Acosados, una antología de la editorial Robin Book. Estremecedor relato sobre un hombre algo perturbado que decide raptar a su bebé, de sólo cuatro meses, y huir en el medio de una peligrosa tormenta de nieve. La incoherencia del protagonista va tejiendo una historia angustiante donde la principal víctima es una criatura incapaz de defenderse, eje central de las obsesiones de su padre.
La mano del amo, Tomás Eloy Martínez
Una novela alucinante, salpicada con un algo de realismo mágico y mucha mala leche. El autor nos muestra a un protagonista enajenado, obsesionado con los gatos que amaba su madre, ahora fallecida, y que pese a todo sigue controlando su vida. Paisajes realmente surrealistas entretejidos con diálogos imposibles, miserias humanas, interpolaciones y la identificación de la felicidad con los felinos, todo esto y más nos lo cuenta Carmona, el protagonista, poseedor de una voz maravillosa, como de soprano o castratto, aunque Carmona no ha sido castrado, al menos físicamente.
...El maullido se dejó discernir poco a poco y se tiñó con la voz de Madre: "Amo la mano del amo", oyó Carmona. "¿Madre?", llamó. La voz cesó un instante y luego, pasándolo por alto, persistió. Carmona se irguió en la bañadera. "¿Madre?", repitió. A medida que iba cobrando fuerza, el maullido se volvía más grumoso y obsceno...
Donde el corazón te lleve, Susanna Tamaro
Novela intimista que nos muestra las cartas escritas por una ancian a su nieta ausente, donde lentamente le va contando sus orígenes y la historia de la familia, como una forma de acercamiento, expiación y rendición de cuentas para quedar en paz con la vida. Tal vez no tanto un delirio, sino un encadenamiento aleatorio de recuerdos que van conformando la vida de la protagonista para dejar un legado de comprensión en su nieta.
5 comentarios:
Anda que ya te vale... y luego dices que los demás vamos recomendando libros. Yo, al menos, lo hago de uno en uno. ;)
De los que recomiendas (no he leído ninguno) me quedo con el de Laura Restrepo, por lo que dices, y también por la portada, tan parecida en colorido a mi dormitorio...
Aunque de todo lo que has escrito, me quedo con esto: ¿no es la vida un eterno presente donde poco a poco vamos viendo develarse una parte de la trama y sólo mirando hacia atrás descubrimos la historia que se ha ido construyendo?
Un beso
Muy interesante modo de recomendar y relacionar cuatro lecturas de forma sucinta.
El libro de Laura Restrepo, en su momento, fue muy comentado y reseñado en la Argentina, y la portada también llamó mi atención. A ver si en algún momento puedo hacerme con él. Y con respecto a Tomás Eloy Martínez no tengo más que palabras de elogio (si no lo has leído te recomiendo su "Santa Evita").
Besos.
La portada que comentáis es una fotografía de la artista Sandy Skoglund; tiene muchas similares, todas magníficas, en su web: http://www.sandyskoglund.com
Un saludo cordial,
Me ha resultado sumamente turbadora y atormentante la situación descrita en la sinopsis del Delirio, menudo trance vital, caray, seguramente lo compre para desazonar un tanto mi espíritu consumista y lleno de felicidad facilona.
Y por otro lado, menudo vigor intelectual y poderío lector que vas adquiriendo, jesús santo. Como sigas así, leerte va a dejar una de curiosidades y heridas intelectuales difíciles de saciar, vade retro inquieta :))
Mi querida Ilión, yo creo en la reciprocidad, así que aporto unas cuantas opciones con la esperanza de que también se vean los demás en el predicamento de elegir libros para Pila. :P
Clau. A primera vista, poco o nada tienen en común esas lecturas, es sólo que tengo una forma un poco eclèctica de analizar los libros, dejando de lado lo evidente de su clasificación. Me gustó bastante el Sr. martínez, aunque su libro lo comprase por la temática felina, pues s fama no ha trascendido a este país.
Iulius, muy amable por compartir la información, que la fotógrafa es toda una artista.
Francissco, tendrás que armarte de paciencia, que de repente los delirios cobran unos tintes medio religiosos muy raros, por no decir perturbadores, y algunas escenas pueden ser incómodas. Respecto a lo de las heridas intelectuales, lamento no tener un botiquín a mano. :P
Ah, por cierto, ya ando destilando la siguiente tanda de correlaciones, a ver si la subo antes de irme a Madrid.
Besos a todos.
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