lunes, noviembre 22, 2010

Entrenando a tu gato, digo, a tu dragón.

El libro
Hace años que salió a la venta el libro Entrenando a tu dragón, de Cressida Cowell. Un encantador libro para niños. Los personajes tenían todos nombres ridículos y despectivos, justo el tipo de sobrenombres que los niños disfrutan de ponerse unos a otros para molestarse.

El héroe
Los personajes una panda de vikingos duros y apestosos con muy malos modales, acostumbrados a resolver todo con el uso de la fuerza y los gritos. Y, en el medio de todo esto, un personaje principal pequeño y debilucho, un poco rata de biblioteca que debe soportar las pullas de los demás y sintiéndose poco menos que chinche a cada paso de su vida. Para no variar este crío ha de convertirse en El Héroe, así con mayúsculas, sin tener idea de cómo hacerlo. Vamos, que los héroes nacen, no se hacen, lo tienen todo fácil y predestinado. ¿O no es así? En fin, que nuestro pequeñajo Hipo Horrendo (sí, así se llama) lo tiene crudo, y más por tener que conseguir a un dragón y entrenarlo cual si de un pero se tratase, que es el estilo de su gente. Como sea, que el chaval de alguna manera ha de hacerse de un dragón y entrenarlo como un perro, pero el tiro le sale por la culata.

El dragón
Todo mundo tenemos la imagen del dragón, un reptil alado con una armadura de escamas a prueba de casi todo, garras afiladas, colmillos descomunales, aliento de fuego y un humor de los mil demonios. A veces se comunican con los humanos, aunque casi
preferible que no lo hagan, que generalmente no resulta muy afortunado el intercambio dialéctico. Si, así es la imaginería de un dragón, hasta que alguien nos informa que los bicharracos empiezan siendo pequeñitos, pequeñitos, casi del tamaño de un chihuahua, y que es posible entrenarlos. ¿¡En serio!? Al menos es lo que la tribu de Hipo opina. Desgraciadamente para Hipo, el método vikingo no funciona con su persona, y es así que descubre que un dragón, su dragón, no es como un perro, sino como un jodido gato. ¡Vaya suerte! Y para colmo ni siquiera tiene colmillos. Le ha tocado en suerte el único dragón desdentado de todo el mundo, así que ese acaba siendo el nombre de su "temible dragón": Desdentado. En fin, como decía, un dragón es taimado, individualista y comodino, y si obedece a los vikingos es sólo porque son más grandes y agresivos que él. Así que Hipo tendrá que usar todo su ingenio y convertirse en un "Encantador de dragones" si es que quiere llegar a algún lado con su minino con escamas.

El Monstruo
Desgraciadamente para Hipo, por no decir para todos los vikingos, no todos los dragones son del tamaño de un chihuahua o de un mastín. Existen dragones grandes, muuuuuy grandes. Dragones tan grandes como una montaña y tan destructivos como un volcán. Y este tipo de dragones tampoco se dejan entrenar los muy taimados. Así que será necesario buscar una forma de evitar la destrucción, y difícilmente mediante una croqueta se persuadirá al bicho
de no merendarse a todos los vikingos. Lo que queda es una muy buena historia donde la inteligencia resulta más importante que la fuerza bruta.

La película
Bien, como ya se sabe, pocas veces Holliwood deja un libro intacto cuando hace su traducción a la gran pantalla y esta no es la excepción. Aquí tenemos una historia con corrección política, romance y toda la cosa. Una historia sencilla que se complica y sazona para el lucimiento de los efectos digitales. Una historia que conserva el espíritu y personajes básicos, pero poco más. Y aún así, se hace disfrutable.
Por cierto, que el pequeño Desdentado gana mucho en físico, y los animadores se lucen mostrando a una bestezuela de caracter y rasgos felinos bastante encantadora.

La recomendación
Para mi gusto, primero ver la película y después disfrutar unas noches de lectura justo antes de dormir. A final de cuentas ambos productos valen la pena, siempre y cuando se separe una cosa de la otra, que salvo el nombre de los personajes y el esquema general, no tienen nada en común.

1 comentario:

francissco dijo...

Llamarse Hipo Horrendo ya es tenerlo crudo nada más empezar y, encima y para colmo, tener que cargar con un dragón que es ¡¡como un gato!! juasjuas. Me he quedado flipado con la ocurrencia y con la inventiva.

Y es un título del que no tenía ni idea. De hecho, parece tener una amenidad que lo hará disfrutable incluso para los adultos ya entrados en la adultez esa, je, je...

Lo que ya me sorprende más es que Hollywood haya conseguido hacer una película decente porque, por lo general, joroban todo lo que tocan.
En fin, una variante de la fantasía, que da un poquito de renovación a la misma.

Y no has perdido ni pizca de amenidad y frescura al contar cosas. A ver si te prodigas más en esta tu casita :)