Running in Heels es un reality más, dependiendo del punto de vista, para sorprendernos y deleitar nuestro morbo con la condición humana. En esta ocasión enfocado hacia el elitista mundo de la moda y alta costura. Por si no hubiese ya suficientes productos que usan el reality y la moda como ingredientes principales (Project Runway, The Fashion Show, Tim Gunn's Guide to Style, etc, etc, etc.), los señores de Fashion TV han lanzado junto con Marie Claire una mutación entre The Apprentice y Devil Wears Prada donde podemos ver los mejores, más sublimes y patéticos momentos de tres
Así pues, los espectadores podemos apreciar el sinvivir de las tres suspirantes mientras literalmente corren en tacones por las calles de Nueva York cual Anne Hathaway en la delirante Devil Wears Prada, para poder quedarse con ese fantástico empleo "por el cual miles de chicas matarían", y a la vez se tratan de poner el pie y sacarse los ojos mientras la envidia y mala vibra permea entre ellas. Toda una oda a los valores y lo políticamente correcto, oiga. Todo ello aderezado con la aparición de personalidades e íconos de la moda, el cine y la televisión de USA a quienes las suspirantes en cuestión se mueren de ganas por ser presentadas. ¿Te imaginas poder tocar la mano de Galliano? Uyyyyyyyyyys para no volver a lavarse la mano. Te lo jurito por Prada.
En fin, que si se encuentra uno en modalidad sadico-masoquista de la muelte, ¿qué mejor que dedicarle una horita al día a esta maravilla de los realities que nos demuestra que Andrea en realidad vivió una historia de Disney comparada con la realidad del despiadado mundo ejecutivo de la moda? Eso si, no olvidemos llevar bien hecha la manicura. Uyyyyyyyyyyys, ya casi es hora del programa y yo con estos peloooooooooos.
A continuación dejo un pequeño videillo que las promociona en YouTube. Vedlo bajo vuestro propio riesgo. ;)
1 comentario:
Ya estaba avisado al leer la entrada, pero siempre te pilla por sorpresa la realidad crudita de las cosas.
Lo digo porque, viendo el video, no sabía discernir, por momentos, si estaba viendo a unas chicas sobrevivir en una editorial o, por el contrario, el ingreso de unas almas vendidas y perdidas en el mundo de los vampiros.
Es ese mundo que, aunque ficticio, se parece tanto al nuestro, donde hay puñaladas traperas a la orden del día.
Si por un momento dejo en suspensión mi inglés chapurreado, solamente los gestos faciales ya delatan la tensión y el ánimo rapaz de estas mujeres devoradoras y devoradas, glub, esto es violencia y no la del boxeo.
Y que sonrojo, por dios, al mencionar lo de los sobacos, aiiis.
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