Por lo regular me gusta disfrutar de un buen café, negro, aromático y bastante cargado. En ocasiones me tomo un buen cappuchino, un expresso, o si ando de snob, un latte venti frambuesa lite caliente (dicho todo de corrido, si no pierde la gracia) en el Starbucks. Ocasionalmente me ha tocado probar algún brebaje que más parece té de calcetín que café, y no hablemos de lo que aquí en México se llama café americano, por lo regular un café muy aguado y que es el que sirven en la mayoría de los restaurantes.
Claro que hay algunos sitios tradicionales de cada zona, donde la gente se reune a disfrutar de un buen café y un ambiente especial. Así, en el Centro Histórico tenemos el café Jeke-Emir, donde los conocedores van a tomar un café recién hecho acompañado de una dona o pan similar. Ahí el aroma del café recién preparado se confunde con el del que sale del molino y, con un poco de suerte, del recién tostado.
En la Condesa hay bastantes sitios para paladear un buen café, aunque yo generalmente me decanto por el Café de la Selva, con distintas variedades de lo más nice (entre las que se encuentra un café orgánico) y galletitas de café que quitan el sueño. Una delicia.
Si estoy en la Zona Rosa, o por el WTC, definitivamente, me decanto por el Starbucks, muchas pequeñas cafeterías han desaparecido y de las que quedan prefiero irme a lo seguro, aunque el café no sea tan exquisito, pero quiero ver quién iguala la comodidad de esos sillones donde uno puede despatarrarse cómodamente a leer un libro, conectarse a internet en las mesas de trabajo o simplemente sentarse a platicar con algún amigo.
En el sur de la ciudad, en los territorios del fresis coyoacanensis, la tradición es disfrutar de un café en El Jarocho, lugar de cita de la vida bohemia de la zona. Existen aproximadamente unas 10 sucursales repartidas en el pequeño territorio de Coyoacán, mismas que compiten contra decenas de otras cafeterías por captar el ocio de los paseantes. E indudablemente, hay combinaciones con las que el café del El Jarocho no puede competir, especialmente si hablamos de café con licores de menta, anis, amaretto, etc. Pero para un café económico, de buen sabor y servido al instante, a más de un buen lugar para sentarse a conversar por horas, nada como el inigualable Jarocho y sus molinos de café.
Y hablando de esos cafés que no me hacen feliz, pero alguna vez me han salvado la vida, podría mencionar el del 7 Eleven, en sus maquinitas de autoservicio para que uno se haga sus propias mezclas, aunque el sabor tan artificial deja mucho qué desear. Pero como la maquinita que vereis si pinchais en el link, espero que no exista otra.
La maquinita de café
6 comentarios:
Aunque me ha hecho sonreir, espero que las maquinas de cafe de mi oficina no sean como la que nos enseñas...¡puaf!
El café ha salvado muchas vidas,la mía de continuo.
Saludos
A mi el café me gusta, pero no sólo, tiene que ser con azucar y crema si es negro y prefiero un capuchino o un moka.
Diario después de la comida, es conditio sin equa non tomarme mi moka.
Y si, hay de todo en las cafeterías, el jarocho es bueno, hay otro en coyoacán, casi junto al jaracho el Yellow coffee, si quieres uno con silloncitos.
Y el starbucks... WAAAKALAAA....lugar snob, pretencioso, falso, con un café, pues x, ni bueno ni malo....
Y para mi, por más cómodos que sean los sillones, me revienta que no dejen fumar, que el café sin un buen tabaco es como el sexo sin compañía.
De acuerdo, Al, entendido.
Lo tuyo, lo tuyo, es el café con cigarro, no nomás pa socializar.
Siempre que paso frente al Yellow me llama la atención, pero nunca he entrado, uno de estos días.
Respecto al café con azúcar y crema... sólo si el café no es bueno. De lo contrario lo prefiero solo y a punto de hervor.
jajajajaja, si tomar un café sin cigarro, solo que sea para quedar bien.
Y el yellow, bueno no es el mejor café, pero no está mal y es cómodo y se puede fumar en los silloncitos
EL CAFÉ EMIR ESTA EN EL CENTRO. EL JEQUE EMIR ES OTO QUE SE SEPARÓ DEL EMIR Y A FALTA DE CREATIVIDAD, LO NOMBRÓ "JEQUE EMIR" Y ASI USUFRUCTUAR LA FAMA DEL ANTERIOR QUE TIENE YA 70 AÑOS
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