jueves, noviembre 22, 2007

Malos Hábitos

Uno deja de comer cuando está muy lleno, o muy vacío. Así reza el slogan de ésta película que gira en torno a los desórdenes alimenticios y que en México ha provocado reacciones muy encontradas. Malos Hábitos es la opera prima de Simon Bross, un exitoso publicista, que un día decidió que tenía ganas de hacer cine, y aprovechó como punto de partida una noticia aparecida en ese momento en los diarios: Una prestigiosa universidad privada tenía problemas debido a que las tuberías de los baños habían sido carcomidas por el ácido del vómito de cientos de estudiantes que después de alimentarse corrían a los sanitarios para mantener la línea.

Con semejante premisa de inicio, Simon Bross se dedicó a investigar acerca de los desórdenes alimenticios, apoyándose en una clínica privada para tener contacto directo con enfermas de bulimia, anorexia y vigorexia. El resultado de su trabajo ha sido una película muy bien fundamentada donde se refleja el drama de quienes viven con estos diferentes padecimientos.

La película gira en torno a una familia de clase media compuesta por un arquitecto entrado en carnes, una esposa vigoréxica y anoréxica y una niña comedora compulsiva. Elena, la madre, vuelca todos sus anhelos y frustraciones sobre la pequeña Linda, quien sólo encuentra un cierto alivio y mucha culpa ingiriendo todo lo que encuentra a su paso. Por su parte, su marido Gustavo tiene serios problemas en una universidad que construyó, y que tiene inundaciones severas, por lo que amenazan con quitarle el proyecto de construir otro campus si no soluciona el problema, a eso agregar la frialdad que encuentra en su hogar, donde Elena quiere someter a todos a su estricto régimen alimenticio y su obsesión con la caminadora. Gustavo refugia sus frustraciones en la compañía de una chica que conoce en la universidad, una persona que disfruta de los placeres culinarios y de la carne, a diferencia de su esposa, lo que le provoca un sentimiento inmenso de culpa.

Por otra parte, tenemos a Matilde, una joven monja que ve en televisión las catástrofes provocadas por las terribles lluvias e inundaciones que se viven en otras partes del mundo, mientras que donde ella vive no para de llover tampoco. Matilde se convence de que se avecina un segundo diluvio, y como penitencia para tratar de evitarlo deja de comer. Para colmo de males, las monjas del convento empiezan a preparar alimentos deliciosos para poner a la venta con el fin de generar ingresos para restaurar su hogar, lo que añade tentaciones y sufrimientos a Matilde.

Mientras vemos el drama de Matilde, Elena arrastra a la pobre Linda de consulta en consulta, tratando de conseguir que baje de peso para su primera comunión, sin importarle meterla lo mismo en sitios de acupuntura, centros de control de peso, médicos charlatanes, etc. Es tal su obsesión que le importa poco la vida de su hija ya que, como ella misma se encarga de decirle, “a los gordos nadie los quiere”. Obviamente, éstas frágiles estructuras pueden colapsar de un momento a otro, y el trágico desenlace no se hace esperar. Entre momentos de comedia y tragedia se desarrolla ésta película que puede llevar a la reflexión, no sólo sobre la crisis de la familia o las obsesiones místicas, sino también sobre los extremos a los que llegamos por alcanzar un estúpido ideal estético.

Cabe aclarar que los raptos místicos y la obsesión de la monja van más allá de una crítica a la religión como me sugirió alguien no muy puesto en el tema de la anorexia. De hecho, lo que nos muestra Matilde es una histeria anoréxica o anorexia histérica, donde se recurre al control del propio organismo al no poder ser capaz de controlar los aspectos que nos provocan angustia extrema. Vaya si lo sabré yo.

¿Algo más? Ah, si, la lluvia como metáfora de la culpa; una culpa presente en todos y cada uno de los personajes, una culpa que nos lleva a comer sin parar o a dejar de comer por completo, una culpa que lleva a ejercitarse hasta la extenuación; a fin de cuentas una culpa que lleva a comportamientos extremos cuando no se sabe lidiar con ella.

Si es que la llegan a exhibir cerca de vuestros hogares dadle una oportunidad, es una película hecha a conciencia con el objetivo de poner el dedo en la llaga sobre un mal de nuestro tiempo.

1 comentario:

Pily dijo...

No he tenido la oportunidad de ir a ver la peli. Ví los cortos la última ves que fuí al cine y realmente la historia me impactó.
Pobre niña, no quisiera estar en sus zapatos.
Por lo poco que se puede apreciar en el corto, una peli muy recomendable.

;)