A estas alturas, ¿quién no conoce a Hannibal Lecter? Personaje de pesadilla, antihéroe canibal que no se tienta el corazón para aplicar su particular estilo de justicia. A fin de cuentas un hombre delicado y bien educado no puede soportar la ordinariez, hay que poner el ejemplo. Claro que los métodos del caballero son un poco sui generis, ¿no? Y a muchos nos corroe la duda, ¿cómo llego a crearse semejante monstruo sanguinario? ¿Qué pudo llevar a tan sensible alma a transformarse en un psicópata asesino? Pues bien, ha salido la precuela que nos aclara muchas dudas, si bien no todas, una peli con el precioso nombre de Hannibal, the rising, traducida en México como Hannibal, el origen del mal.
En la peli vemos los estragos de la guerra sobre la acaudalada familia Lecter, propietarios de un castillo en Litunia, mismo que se ven forzados a abandonar ante la avanzada nazi. Los Lecter forman un nucleo amoroso y protegen a los pequeños Hannibal y Misha, un avispado chiquillo de 10 años aproximadamente y su hermanita de unos 3. Desgraciadamente los padres fallecen víctimas de la guerra ante los ojos de sus pequeños, quienes comienzan un calvario al caer en manos de desalmados criminales que terminan por devorar a la pequeña Misha. Obviamente estos y otros horrores de guerra dejan un severo trauma en el pequeño, quien acaba sobreviviendo en un internado soviético para huérfanos.
Al cumplir la mayoría de edad, Hannibal emprende un viaje a Francia a buscar a sus únicos parientes y es rescatado por las manos amorosas de una tía que le devuelve la confianza y le enseña lo exquisito de las artes y la vida oriental. Desgraciadamente el joven sigue sufriendo el trauma de la muerte de su amada Misha, y un incidente de violencia desata su instinto homicida. Hannibal se convierte en un asesino a sangre fría que viaja de vuelta a Lituania a recuperar la pista de los asesinos de Misha, con lo que comienza una despiadada cacería.
Uno no puede dejar de estremecerse ante la monstruosidad de los protagonistas, producto de una era sanguinaria que hizo un filtro eliminando a los débiles, y sentir una cierta empatía por este antihéroe, espíritu vengador que fue creado por aquellos que anhela destruir. Quizás lo más terrible de todo es que lo que lleva al joven Lecter a convertirse en un monstruo es un sentimiento considerado sagrado: el amor. Salpicada de mucho humor negro, que corre al parejo que la violencia y la sangre, Hannibal, the rissing es una excelente precuela que sigue la línea de violencia y sutileza de sus predecesoras. Una película para estómagos fuertes, por la agresividad de las imágenes que abofetean al espectador desde las primeras escenas.
¿Acaso no es encantadora la carita inocente de nuestro amado Hannibal mientras sostiene un dogal en la mano? =n_n=
1 comentario:
aaaaah yo quiero verla.... la foto está super, la cara del wey jajaj...muy buena.
Publicar un comentario