Si bien no frecuento la novela negra, de vez en cuando es bueno salirse de los temas comunes y enfrentarse a nuevos tópicos en la literatura. Esta vez decidí comenzar con El complot mongol, novela que inaugura el género de novela negra en México. Ambientada en una Ciudad de México post-revolucionaria y las tristes calles del Centro Histórico de la ciudad, Bernal nos lleva de la mano a través de un extraño conflicto internacional encomendado a un matón a sueldo de la policía, Filiberto Martínez, un hombre seco, duro, habituado a la simplicidad de la violencia de la Revolución Mexicana y entrampado en un mundo de corrección donde nadie se quiere ensuciar las manos ni dar las órdenes directas, pero que le sigue usando para deshacerse de los elementos incómodos.
Debido a órdenes superiores Martínez se ve implicado en una intriga internacional donde ha de trabajar con gente de la KGB y el FBI, mientras trata de averiguar qué hay de cierto en un rumor sobre un complot internacional fraguado en Mongolia Exterior para matar a un alto dignatario en su visita a la Ciudad de México. Con sólo tres días para hacer sus averiguaciones, el huraño protagonista se ve forzado a trabajar con todo tipo de personajes mientras ve enredarse la maraña en el Barrio Chino de la ciudad y trata de eludir a aquellos que quieren sacarle de la investigación.
Por si fuera poco, por primera vez en su vida surge una mujer que le ablanda el corazón, Martita, haciéndole cuestionarse su estilo de vida y su papel ante la muerte de todos aquellos que han caído bajo sus manos. ¿Pero qué quiere Martita de él? ¿Es un sebo puesto por los chinos de la cale de Dolores? ¿Es una víctima en desgracia? ¿Una inmigrante ilegal usurpando la identidad de otra persona? ¿Un agente secreto que le vigila? ¿O algo más?
Los muertos se acumulan, el tiempo se escurre, y las escasas pistas obtenidas resultan cada vez más confusas. Todo esto mediante una prosa sencilla y efectiva que nos hace devorar el libro en una sentada, mientras nos deja un poso de reflexión acerca de la soledad y la muerte.
El complot mongol
Rafael Bernal
Edit. Joaquín Mortiz (Booket)
2003
6 comentarios:
Lo de un complot originado en Mongolia es tan exótico y alucinante que por sí solo merece que se lea uno el libro. ¡Mongolia!je, je, ese lugar exótico...
Y lo de que se lee de una sentada es una virtud que no todo quisque consigue al escribir. Hay quien escribe bonito y con mucho contenido pero embarranca prontito por falta de ritmo y agilidad.
A mí me gustó bastante, además de ser una bocanada de aire fresco con respecto a lo que había leído ultimamente. Eso si, al principio puede que te descoloque un poco con sus modismos, que son completamente de esta ciudad de locos, pero te habituarás rápidamente.
Me haces recordar La cabeza de la hidra, de Carlos Fuentes... lo voy a leer, pues me gusto mucho el libro de Fuentes.
Pues que bueno que mencionas ese libro de Fuentes, ya que me gusta mucho como escribe y no tenía idea de que también hubiese incursionado en la novela negra. Una recomendación por otra. Gracias. ;)
no es martínez!! D: es García eh!! buenoo si lo lees bien todo el tiempo lo menciona!!
Dice: "francissco dijo...
Lo de un complot originado en Mongolia es tan exótico y alucinante que por sí solo merece que se lea uno el libro. ¡Mongolia!je, je, ese lugar exótico..."
Con tu comentario ya me hiciste saber que no has leído la novela.
Bernal fue el primero que moderniza el género policiaco. Antes se seguí el modelo de la novela problema, como menciona María Elvira Burmúdez, una de la primera estudiosas del género y escritora de cuento policiaco, es decir, un modelo al estilo de Conan Doyle.
Rafael Bernal se apega más al género negro: más ágil, más violento, más coloquial y, algo importante, introduce el "monólogo interior". NO quiero decir que no se haya hecho en otras novelas de la época o anterior, pero no se hacía en la novela policiaca.
Ese "pinche..." que aparece en la novela jamás aparece como parte del diálogo del personaje, si no como parte de su pensamiento. El complot mongol fue publicada en 1969. La cabeza de la hidra fue publicada hasta 1978.
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