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La conciencia, el deber de estado, la familia, el poder, la locura, la muerte... este y otros temas van enredando la telaraña de un drama antiguo que sigue siendo vigente. Con una visión femenina se enfrenta al individuo ante el poder desmedido y la ambición, capaz de arrasar con los propios con tal de alcanzar la destrucción total del otro. ¿Era Agamenón un héroe y una víctima, o tan sólo otro tirano megalomaníaco? ¿Qué voces, qué ideas eran las que retumbaban en el interior de la cabeza de Orestes? ¿Quién sale a salvo de la locura? ¿Quién es víctima y quién verdugo? Los personajes giran, se intercambian, las escenas se reiteran, reflejadas con ligeras distorsiones que nos dan otra lectura. La angustia nos invade y nos cuestiona sobre nuestras propias percepciones. A fin de cuentas, más que preguntar a Orestes, acabamos preguntándonos a nosotros mismos: En el medio de todo este caos y cacofonías ¿Qué oímos?
Si bien a aquellos que gustan de los clásicos tal cual, sin cambios ni nuevas lecturas, puede que no les guste demasiado la obra, bien vale la pena verla. Y si se busca algo fresco para pensar, es una buena alternativa. La obra se halla itinerante en diversos teatros del circuito universitario de la Ciudad de México.
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