Sus ojos no me dejaban dormir. Noche y día, día y noche, los sentía revoloteando a mi alrededor. Esos ojos negros me robaban el sueño y el alma. Y por sus ojos mantenía los míos colgados de la ventana.
Hoy, las cosas se han invertido. Me gusta tener sus ojos colgados de mi ventana pero, sin párpados, no lucen tanto.
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